A libre circulación y residencia

Tenemos derecho a tener libertad de circulación y residencia

No tenemos libertad de circulación ni podemos elegir nuestra residencia. Estamos obligadas en vivir en pasadías, establecimientos y clubes privados controlados por proxenetas a quienes debemos pagarles el “alojamiento”.

Estos son los derechos que son vulnerados. Comparte con la etiqueta #CualesDerechosen la Prostitucion

1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.
2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso el propio, y a regresar a su país.

Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo 13

Todo colombiano, con las limitaciones que establezca la ley, tiene derecho a circular libremente por el territorio nacional, a entrar y salir de él, y a permanecer y residenciarse en Colombia.

       Constitución política de Colombia, 24

Tenemos derecho a ser protegidas ante actos injustos

Tenemos derecho a ser protegidas por la ley

No somos protegidas ante actos injustos que se cometen contra nosotras o en los que nos vemos involucradas. Somos juzgadas injustamente poniendo la responsabilidad y la culpa sobre nosotras, mientras que violadores y agresores están tan tranquilos.

Estos son los derechos que son vulnerados. Comparte con la etiqueta #CualesDerechosen la Prostitucion

Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.

 

Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo 10

Protección jurídica de los derechos de la mujer

Establécense la protección jurídica de los derechos de la mujer sobre la base de la igualdad jurídica con los del hombre. Las autoridades garantizarán la protección efectiva de los derechos de la mujer, contra todo acto de discriminación. 

 

Decreto 1398 de 1990, art. 5

Poema para una prostituta

Y las prostitutas les preceden a ustedes en el Reino de los Cielos – Mt. 21, 31 Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar al Reino de Dios. – Lc. 18, 25

Hombres necios que acusáis

Estabas en un diario de la tarde

Mirándonos. Mirándome.

No era dolor, vergüenza o desafío:

me estabas personando.

Por tener siempre el mismo lecho

y el mismo hombre en el lecho

y el mismo amor creciendo.

(¡Ah, no tener que inventarlo a pedazos…

Y lo mejor de todo: tener que resguardarlo

para que no se quiebre o se marchite).

Me estabas perdonando porque mis hijos nacen;

porque no tuve que podar el ala

de la mujer, capaz de eternizarse.

Porque conozco el grito de la vida que llega

y la fiebre que llega, y el cuidado…

Porque supe del vaivén de una cuna

(en tu recuerdo, sólo un vaivén de caderas…)

Porque un hombro me espera en el cansancio

y somos dos para enfrentar la muerte.

(en tu recuerdo, soledad con otros

más terrible que estar sola contigo).

Me perdonas mi vida. Y ni siquiera

me rechazas por eso.

Hermana- te diría- Hermana nuestra.

Culpa nuestra. Pecado compartido.

Invitada a la mesa

también como nosotros. Y no te hicimos sitio;

Y no te dimos ni agua

para abreviar la espera.

(… no quedó más remedio que estrujar la del barro.)

Y seguimos proclamándonos puros,

honestos, satisfechos

de esta virtud sin pruebas, sin caídas.

No dejes de mirarnos. De mirarme.

Tal vez por eso, el ojo de la aguja

me dé paso al final

y allí te encuentre:

no en un diario cualquiera de la tarde,

sino en la Luz, de frente,

arropada de Amor.

Y me avergüence.

Radio María 2 de julio de 2007

Mi nombre es Ana

Por Andrea Natasha Murga Chaves

Mi nombre es Ana y heme aquí tirada

Con la cara desfigurada

Desangrada en tristeza, agonía y frustración.

Mi nombre es Ana y tengo los senos mutilados

Y la vagina desgarrada

Oí voces todo el tiempo

Y yo sólo pensaba en mi familia y mi casa

Salí por la cena y no volví.

Mi nombre es Ana y me arrastraron hasta un carro

Y de los golpes me dormí

Cuando  abrí los ojos deseé morir.

Mi nombre es Ana y estoy atada, desnuda, sin memoria y con historia

Abrieron la puerta…

Unos pasos, dos o tres

Eran varias las risas

Yo, yo sólo moría.

Mi nombre es Ana y empezaron a golpearme, a morderme, gritarme y violarme

Odian mi cuerpo y mi género

Es por eso que me azotan

Como si fuera un toro

Un toro ya herido

Así, clavan cada puñalada.

Mi nombre es Ana y no sé cuántas veces me he desmayado

Sólo sé que sonrío al pensar que será la última vez

Ríos de sangre me inundan

Me patean y cargan hasta la parte trasera de una camioneta.

Mi nombre es Ana y estoy agonizando

Me falta el aire y veo pasos alejándose

Estoy en un desierto

Fingiendo ser la arena

Esperando que las tormentas me lleven lejos  de ellos

El sol no se apiada de mi

lloro

Soy carroña

Soy la preocupación de mi madre

Soy la muerta de nadie

Soy una desaparecida más

Ya no hay dolor

Sólo agonía

Lamo una lágrima

Cae sigilosamente hasta mi boca

Es como si lamiera la vida por última vez

Empiezo a alucinar

¿he muerto ya?

Me preguntado millones de veces esto en tan poco tiempo.

Mi nombre es Ana he muerto

A nadie le importa

Mis asesinos siguen sueltos

Y mi familia sigue buscando mi cuerpo.

Mi nombre es Ana, Johana, Andrea, Mariana, Lorena, Nadia, Cinthia, Nayeli, Mali, Tiare

Tenía rostro, tenemos

Ahora no me encuentran ni me encuentro

Somos las muertas

Cada una con nombre cuenta

Las nombro por mí y por ellas

Colombia: Segundo proveedor global de modelos webcam

Colombia ha vendido en las narconovelas y la música urbana un estereotipo de mujer bella, exótica, sensual, ligada a las proporciones corporales, tratamientos estéticos, prendas de vestir costosas y seductoras, que unidas a la libertad erótica, potencializaron el florecimiento acelerado de esta actividad.

La denominada industria del sexo para el entretenimiento adulto a diciembre de 2017 estima más de 20.000 mujeres, con crecimiento tal que a diciembre de 2018 son más de 35.000, más de 40.000 en 2019, con incremento del 35% durante la pandemia llegando a ser cerca de 55.000 en 2020, considerándose que para febrero de 2021 son 60.000 mujeres en esta actividad.

FUENTE: Periódicos varios