Manifiesto
Desde una postura profética, escuchamos, conocemos, nos dejamos interpelar y hacemos lectura crítica y creyente de la realidad de injusticia y exclusión en que están inmersas tantas mujeres que viven en situación de prostitución o son víctimas de trata con fines de explotación sexual, que hoy claman dignidad, justicia, igualdad y paz.
Afirmamos que los derechos fundamentales ya están jurídicamente reconocidos como herencia natural de toda persona, son inherentes a la dignidad humana, la subjetividad, la autonomía, la igualdad y la posibilidad de diseñar un plan vital, determinarse por él, gozar de bienestar y vivir desarrollando todas las potencialidades.
Respondiendo a los desafíos que brotan de la realidad de la mujeres en contextos de prostitución y trata, reiteramos que la prostitución es un fenómeno social que afecta a la familia por el abandono físico y/o emocional en que pueden quedar los hijos, algunos producto de la explotación sexual, una vulneración de los derechos humanos que atenta contra la dignidad e integridad de la mujer, no la reconoce como persona sino como un objeto para satisfacer otros intereses.
Reconocemos la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas: Una relación que no respete el hecho de que el hombre y la mujer tienen la misma dignidad, constituye una manifestación de la violencia de género y un ataque sistemático al proyecto que Dios ha soñado sobre las personas, el mundo y la historia humana.
Con otros grupos comprometidos en la promoción y defensa de la dignidad humana, seguimos apostando hoy por la vida, en lugares donde está amenazada, oprimida, oculta, denunciando e incidiendo en las causas estructurales que generan la prostitución y la trata con fines de explotación sexual.
Consideramos que la prostitución no es trabajo, está ligada a la feminización de la pobreza, la desigualdad social creciente, al poco o nulo acceso al trabajo, y la mentalidad patriarcal y machista que limita el desarrollo de su autonomía, capacidad, libertad individual y proyección de vida digna.
Reconocemos los derechos civiles, políticos, sociales, culturales y económicos de las mujeres: derecho a la integridad física y moral, a la educación, a la salud, a la vivienda, al trabajo, al descanso y disfrute del tiempo libre, al cuidado de los hijos e hijas, a la participación ciudadana y a no ser sometidas a ninguna forma de violencia, discriminación o explotación.
Solicitamos a los gobiernos resolver de raíz las situaciones que llevan a las mujeres a prostituirse, el reconocimiento, garantía y cumplimiento radical de todos sus derechos y oportunidades vitales tendientes a la vinculación social y laboral y el acceso al sistema de justicia mediante la puesta en marcha y el fortalecimiento de centros de información y asesoramiento jurídico gratuitos.